Miro hacía atrás y me doy cuenta que todas las vivencias dejan secuelas. Dejamos de ser esos adolescentes tan característicos para convertirnos en esos adultos que quizá no queríamos ser. Cambiamos nuestras acciones, nuestros gustos, nuestros horarios. Nos embarcamos a un mar con olas inmensas y tormentas exageradas. Las experiencias difíciles son las que cambian las personalidades que vamos adoptando en el camino de la vida.
Han sido alrededor de dos semanas ya donde me siento en un bucle al cual no quería regresar, he estado por aquí tantas veces que es a las cosas que mas huyo. Aún no he aprendido a ganarle a la vida cuando ella es mil veces mas sabía, y es quien sabe que necesitas para crecer.
Ahora, ¿cómo le explico a mi cuerpo, cómo le hago entender a mis emociones que estos momentos solo están de paso? ¿Cómo levanto mi espíritu para que sienta motivación? Levántate de la cama me digo, no te quedes ahí, porque solo lo empeora. No localizo una área definida en el cuerpo para poder aliviar el estrés, pero está ahí, lo siento en las noches donde siento que me gana el cansancio, pero al despertar no encuentro alivio, y sigo agotada.
Cuando te vuelves adulto, no es fácil aceptar que perdiste algo, que las oportunidades se vuelven egoístas, que se escapan una vez las tuviste en las manos. La espera se vuelve más larga, más desesperante. Solo es de tener paciencia, me he estado repitiendo, distrae tu mente, distrae tus pensamientos, ¡tú puedes!
Busca comodidad en las cosas que te gustan, en las cosas que disfrutas. Ponte a leer, ponte a escribir. Tú haz dado mucho, es solo una bajada en la montaña rusa, estás por subir y disfrutar de la brisa del bienestar. No olvides tu potencial, no olvides que siempre eres capaz, no dejes a un lado la persona que eres, porque eres invencible.
Disfruta tu dolor, pero no te quedes con él, también tienes que dejarlo ir. No puedes quedarte solo con lo malo, y cegar lo bonito que tienes en la vida, es solo un mal momento, que en cuanto dejes de prestar atención, estarás de vuelta con la carisma que te caracteriza.
¡Abrázate, no te dejes vencer por las emociones, eres fuerte!

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